La he visto reflejada en el espejo de lo que quiso ser durante años. Viviendo inmersa en su gran falsa que tenía que contarse cada día para seguir creyendo. Llena de hastío, cansancio y frustración.
Su cuerpo terminó rebelándose a la mentira y un día el espejo no respondió a la llamada, mostró crudo la realidad que la hundía, para seguir llegaron las recetas. Pastillas para llenar de la química artificial la que su cuerpo no producía.
Pero nada dura eternamente, o sí.
A mi no me duró y llenó el derrumbe, ahora me doy cuenta de la suerte que fue.
Me quedé vacía y partí de cero, construí y levanté mi mundo aún en construcción.
Hoy la he visto, ni la sombra de sí misma. Sigue buscándose en el espejo donde su imagen ya se nubla. Se crea mentiras que en el fondo van amargando su vida.
No habrá pastillas mágicas que le devuelvan el color a los días, sólo la valentía cumplida ya como tiene la misión de haber educado a los niños de tomar las riendas de su vida.
Pero no seré yo quien se lo diga, tendrá que ser ella. Un día delante de ese espejo que ya no miente quien decida.
Espero que no tarde, antes de que se consuma.