He llegado cansada, apática contagiada del ánimo que vivo en todas partes. Se fuerzan las sonrisas que intentan ocultar el temor de estos malos tiempos.
No quiero vivir con este ánimo, la casa me ha recibido como siempre con la presencia de mis niños, alma y vida, y porque no con los infinitos quehaceres.
Mientras preparaba el café he sentido la necesidad de regalarme un tiempo. No se va a hundir el mundo. El libro sobre mi mesita lleva semanas pidiendo ser abierto, como una puerta a otro mundo me han llamado sus páginas.
Café en mano, niños con sus trifulcas habituales en el salón me he instalado en mi cama - la tarde es desapacible y fría - he recolocado mis almohadones y he empujado la puerta que es levantar la tapa de mi libro y me he adentrado en el laberinto de una trama. Un escape a la rutina, viajaré y viviré las experiencias de la protagonista. Breve tiempo que mi vida será la suya.
Un tiempo para mi.
Un tiempo placentero.
Geraldine.