domingo, 30 de mayo de 2010

Pasó la tormenta del alma

Terminó la noche oscura de días en angustia que a veces pasa.
La nube negra que se instaló en mi ventana rayando mi ánimo y mi casa.
El corazón con cicatrices que en mal tiempo se resiente ha vuelto a ser amigo aletagando el dolor y dejándolo escondido.
El sol de las risas de mis niños se ha levantado como un arcoiris desde el que nos hemos deslizado como tobogan de fantasia.
Sigue la vida y la alegría, bálsamo sereno que empuja me ha administrado mi dosis de cada día.
La melancolía como aletear de mariposa negra se pierde en la lejanía.
He aspirado el aroma de mi esencia como flor perenne que continua regenerada una y otra vez que cada noche muere para renacer con otro amenecer, otra esperanza, otra ilusión que se construye con la fé en mi misma.
La senda de la esperanza, puente suspendido sobre las heridas con la luz del futuro está abierto y lo sigo decidida y sin temor. Me gusta este nuevo día.
Alegría.

Geraldine.

1 comentario:

Juana Infante dijo...

No sabes como te entiendo. Y ese estado nadie sabe lo malo que es. Tu eres afortunada, te ha durado sólo una noche.
Un beso Geraldine

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